Ayer, 5 de Octubre, fue el "Día Mundial de los Docentes" y con ese motivo esta mañana me he puesto a buscar noticias sobre ello, quería saber qué es lo que decían los medios de comunicación al respecto. De entre todas las que he leído, ha habido una que me ha llamado especialmente la atención:
Ramón Rodríguez, profesor de Primaria en un colegio de Sevilla, critica las notas numéricas como medio de evaluación determinante de nuestros alumnos y propone una evaluación competencial, desglosada en objetivos y habilidades.
Cierto es que el progreso y el desarrollo de los alumnos no se puede reducir a un simple número, sino que sería más eficiente dejar por escrito qué han conseguido aprender, qué se les da bien, en qué cosas tienen que mejorar, etc. A la hora de llevar a cabo esta evaluación, se deberían tener en cuenta no sólo los aspectos de carácter académico sino también aquellos relacionados con los valores y las cualidades propias de cada alumno.
"A los niños hay que darles un margen para ser niños" y quizás este sistema evaluativo no sea el mejor para ello. ¿Son necesarios los exámenes? o ¿tiene sentido mandar tantos deberes? son algunas de las preguntas que cada maestro debería plantearse para conocer cuáles son sus prioridades y hacia dónde quiere orientar su método de enseñanza: hacia la formación de alumnos o hacia la formación de personas y futuros ciudadanos.
No obstante, creo que el verdadero mensaje de la noticia no es este. Ramón nos invita a tener ese toque de rebeldía por hacer cosas diferentes, que se salgan de lo habitual. Nos invita a ser valientes, a innovar, a interesarnos por lo que de verdad importa a nuestros alumnos, a confiar en nosotros mismos y, sobre todo, a creernos capaces de poder cambiar el sistema educativo actual. Y es que el cambio depende de nosotros y, entre todos, es posible.
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