El Informe Delors es un estudio realizado en 1996 por la Comisión Internacional sobre la Educación para el s.XXI.
Este estudio pretende poner en manifiesto la importancia de la educación como herramienta para lograr una sociedad con valores de paz, libertad y justicia.
En el informe se describen algunas de las injusticias que crearon tensiones durante el final del s.XX (desigualdad social, aumento del desempleo, exclusión, diferencias económicas, enfrentamiento entre la tradición y lo moderno, desigualdad de oportunidades, tensión entre lo espiritual y lo material…) y propone que la educación debería lograr superar estos problemas en el s.XXI.
El informe se divide en varias partes y estudia en profundidad muchos aspectos de la educación, pero establece en particular cuatro conceptos que han trascendido a numerosas teorías pedagógicas, y que ahora son la base de algunas de las estrategias de aprendizaje más empleadas en las aulas: los cuatro pilares de la educación.
La educación, según este estudio, debe ser estructurada en torno a cuatro bases esenciales que serán necesarios para todas las personas a lo largo de sus vidas. Estas son:
Aprender a conocer: toda persona debería tener un mínimo nivel de cultura general para desenvolverse en su entorno, y además la capacidad de explorar y ampliar este conocimiento utilizando diversas herramientas, lo que le permitirá tener una educación permanente, idea que se remarca repetidamente en el informe.
Aprender a hacer: entendido como la capacidad para desenvolverse adecuadamente no sólo en el ámbito laboral, sino también en otras situaciones como las relaciones sociales, el trabajo cooperativo, la creatividad… La forma de trabajar estas capacidades puede darse tanto en la práctica de las propias situaciones como en un contexto puramente educativo, a través de grados de formación.
Aprender a vivir juntos: la convivencia es un valor fundamental en la vida de las personas, siendo importante desarrollar la comprensión hacia los demás y la capacidad de resolver conflictos.
Aprender a ser: el s.XXI exige una mayor autonomía y fuerza de personalidad que el s.XX, además de una capacidad de juicio y responsabilidad. La educación debería permitir la libertad y el desarrollo de todos estos valores, pero también trabajar las habilidades básicas como la memoria, la razón, la imaginación o la comunicación con los otros.
El correcto desarrollo de estos cuatro pilares formará a una persona capaz de adaptarse a los entornos complejos del s.XXI.
El Informe Delors pide un cambio en la educación de manera urgente. Si reflexionamos un poco, no es difícil darnos cuenta de que esas injusticias que ensombrecían la sociedad en el S.XX persisten hasta el día de hoy, y de hecho, algunas de ellas están especialmente presentes en las aulas, como podría ser la exclusión o la desigualdad social y económica.
La educación no debería ser una fuente de injusticias, sino todo lo contrario: un espacio seguro, en el que todos los niños tengan las mismas oportunidades.
La educación necesita un cambio, y lo necesita hoy. El título del Informe Delors es un aviso, un reto y una gran verdad: la educación encierra un tesoro. Es nuestra labor encontrar ese tesoro y sacar todo su potencial en las aulas.
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