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RESEÑA DEL LIBRO "DESIGN FOR CHANGE: Un movimiento educativo para cambiar el mundo"


Design for change es un movimiento educativo internacional creado para dar a los niños la oportunidad de cambiar el mundo a través de sus sensaciones y sus ideas.


En la introducción del libro, Sandy Speicher presenta las características del pensamiento de diseño que hacen de Design For Change (DFC) un movimiento educativo en auge en todo el mundo. El pensamiento de diseño considera que el éxito va de la mano de la colaboración, la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Partiendo de esa base y de una profunda confianza en las capacidades de los niños, nace DFC. Los niños tienen un papel que desempeñar en la transformación del mundo, pueden y quieren cambiar su entorno, y DFC es una vía para lograr esto, mediante la búsqueda de problemas en su comunidad y la puesta en práctica de soluciones. En definitiva, es un empoderamiento del niño gracias al esquema mental del “yo puedo”.


ENTREVISTA a Kiran Bir Sethi, fundadora de DFC.

En la entrevista realizada a Kiran, nos cuenta cómo nació DFC a raíz de un problema que ella sufrió, como madre, en la escuela de su hijo. También resalta los problemas que hay en la educación actual y que ella pretende cambiar con su movimiento, como el énfasis en el mundo pasado y la falta de una educación que prepare a los niños para el futuro. También destaca la importancia de construir valores como la empatía y, en general, el humanismo: pasión y compasión; no se trata de enseñar para cultivar sólo la mente, sino también el corazón. En este nuevo enfoque educativo, el maestro debería practicar la escucha activa y actuar como guía del aprendizaje. Por último, deja un mensaje muy importante para las personas del ámbito educativo: no hay tiempo para esperar, debemos creer en los niños y hacer que ellos crean en sí mismos: Hoy en día, ya son superhéroes.



PARTE I. EXPERIENCIAS DE DESIGN FOR CHANGE

Capítulo uno: Una historia sorprendente.

En este capítulo, Mónica Cantón, coordinadora de DFC España, introduce la evolución de DFC desde su creación. Desde su origen hasta el día de hoy, y atravesando una larga historia de numerosas iniciativas diseñadas y llevadas a cabo por niños de diferentes edades y nacionalidades, DFC se ha llegado a implantar en 65 países. Mónica analiza el éxito del movimiento y lo atribuye a su calidad humana y educativa: las 4 (o 5 en algunos países) fases del proceso cultivan significativamente los valores humanistas que Kiran Bir Sethi cree necesarios para mejorar el mundo actual. Además, en un proyecto DFC se trabajan todas las competencias que aparecen en el currículo, por lo que tiene un gran potencial pedagógico.


Capítulo dos: El cambio educativo.

Juan Antonio Ojeda, responsable de Proyectos Educativos en la OIEC, describe el entorno que nos rodea como complejo, incierto y cambiante, y señala la fuerte necesidad de que la educación sea reinventada y contextualizada de manera que pueda responder a las nuevas necesidades del futuro. Si se quiere lograr un cambio en la sociedad, primero debe cambiarse la educación. Para Juan Antonio, el cambio educativo debería iniciarse con la creación de un currículo más interdisciplinar y colaborativo, el cambio del rol del estudiante a favor de un papel más proactivo y el cambio del control del docente por una plena confianza hacia el niño. Además, propone una educación integral que atienda a la inteligencia emocional y a la movilización de los alumnos en la sociedad.


Capítulo tres: Despierta sueños.

En este capítulo, Miguel Luengo, presidente de DFC España, nos habla sobre los sueños y nuestra capacidad para despertarlos. DFC resulta una herramienta muy útil para identificar sueños, cumplirlos y crear otros más grandes. Además, es importante compartir y contar los sueños para inspirar a otras personas. No por ser niños deben renegar de soñar a lo grande, DFC es una actitud que se adapta a cualquier curso, edad y también a las necesidades educativas especiales. Tiene infinitas posibilidades.


Capítulo cuatro: Proyectos que cambian el aprendizaje.

Juanjo Vergara, profesor experto en ABP, describe la actualidad como una época de grandes cambios en la educación, debido a los avances en el conocimiento del funcionamiento del cerebro y las teorías cognitivas que encaminan el mundo educativo hacia un escenario muy diferente al que encontrábamos en el pasado. Hoy en día, el contenido ya no es lo más importante, puesto que disponemos de una inmensa red repleta de información a nuestro alcance. Sin embargo, el pensamiento crítico, la empatía y el empoderamiento adquieren un papel fundamental para que los niños sean capaces de adaptarse al entorno y tomar decisiones por sí mismos. En este contexto surge el perfil de un nuevo docente, insatisfecho ante la educación que ve y buscador de estrategias para enfrentarse al reto que le ocupa: enseñar a los alumnos para un escenario que aún no existe.

Además, Juanjo habla sobre la escucha, definiéndola como la herramienta más importante que posee el docente: conocer a los alumnos y darles un espacio es fundamental para lograr un aprendizaje significativo.


Capítulo cinco: El compromiso social.

En este capítulo, Angélica García, Carolina Pasquali y Marianne Estermann (DFC Brasil), destacan el papel de la curiosidad y la creatividad en DFC. Los roles tradicionales se invierten, y el niño se propone cuestionar el mundo que le rodea: buscar lo que no le gusta y plantearse cómo podría cambiarlo. Más allá de lograr hacer el mundo un poco mejor, DFC tiene un valor especial para los niños porque aporta un sentido a su aprendizaje: pueden utilizarlo para transformar su entorno. Gracias al trabajo con una realidad cercana a ellos, aumenta su conciencia crítica y su compromiso social con el mundo.


Capítulo seis: La fuerza de la empatía.

En este capítulo, Claudia Molina, de DFC Chile, analiza los cambios en la escala de valores de la sociedad, cuyas causas son, entre otras, el cambio en los modelos económicos y culturales y las nuevas aspiraciones de las personas en la actualidad. DFC promueve el desarrollo integral de los niños. La empatía es esencial porque permite tomar una perspectiva diferente, ponerse en el lugar del otro y comprender su situación. También habla del concepto de “contagio emocional”, que implica el hecho de compartir las sensaciones de empatía y las propuestas de cambio para inspirar a otros, enviando el mensaje “Si yo pude, ¡tú también puedes!”.


Capítulo siete: Confianza creativa.

Kate Hsu, de DFC Taiwán, nos habla en este capítulo sobre la confianza creativa, que es la capacidad de tener grandes ideas y actuar en consecuencia a ellas, tratando los problemas como oportunidades. Nos recuerda que los niños son superhéroes, y que a través de las fases de un proyecto DFC, ellos pueden cambiar el mundo.


Capítulo ocho: Del fracaso a las decisiones.

En este capítulo, Sanjli Gidwaney, directora de DFC EE.UU., profundiza en el concepto de fracaso y en su tratamiento en la escuela. Los maestros deben aprender a tratar el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, un reto que permite explorar nuevas y variadas posibilidades hasta dar con la más apropiada. Aceptar el fracaso promueve la capacidad de tomar decisiones y responsabilidades, y también ayuda a valorar el esfuerzo por encima del resultado. Es por esto que Kate destaca la necesidad de crear en la escuela un entorno seguro en el que el fracaso no sea tratado como algo negativo.


Capítulo nueve: El poder del “yo puedo”.

Natalia Allende, de DFC Chile, nos explica cuál es el poder de las historias. Las historias son una construcción de identidad y de capacidad de liderazgo. En esta identidad es fundamental crear el rasgo de confianza a través del “yo puedo”, ya que esto es lo que permitirá al niño ser consciente de que él lleva las riendas de su historia, de que puede mejorar las cosas. DFC ha despertado numerosas historias de cambio, de confianza, de ilusión. Por último, nos cuenta la historia de DFC: “Todo niño puede”.


Capítulo diez: Las inteligencias múltiples.

En este capítulo, Mar Sánchez, periodista y educadora, destaca la teoría de las inteligencias múltiples entre las numerosas propuestas de cambio surgidas en los últimos años. Howard Gardner, el máximo introductor de esta teoría, entendía la inteligencia no como una sola, sino como un conjunto de ocho inteligencias diferentes que todas las personas tienen, en menor o mayor medida desarrolladas. Es por ello que la autora de este capítulo propone una educación basada en el desarrollo integral del niño, y para ello la meta del aprendizaje debe ser la comprensión. Es aquí donde reside el valor de la metodología DFC, capaz de sacar a la luz talentos muy diversos y movilizarlos hacia un fin positivo.


Capítulo once: El coaching educativo.

Alexia Belmont y Pedro Macabe, de DFC Perú, destacan el coaching educativo como una herramienta de formación complementaria a la metodología DFC, ya que en ambas el rol principal del maestro es el de guía y animador con el objetivo de generar un aprendizaje y un plan de acción. El coaching educativo supone un nuevo modelo pedagógico que encaja perfectamente con el movimiento DFC. En la unión de ambos podríamos encontrar un fomento de la conciencia y la responsabilidad cívica, así como el valor de la bondad, de la idea de hacer el bien. En general, DFC se adapta a un mundo cambiante, y hace emerger la individualidad de cada niño, enriqueciendo al grupo. Lo principal, sin embargo, es la confianza: los niños deben creer que son capaces de cambiar el mundo. A través del coaching, debemos trazar el camino del ¿yo puedo? al ¡yo puedo!


Capítulo doce: La mediación.

Jesús María Caballos, doctor en pedagogía y profesor, nos dice en este capítulo que DFC no pretende enseñar contenidos por encima de todo, sino que prioriza el desarrollo personal y la competencia de aprender a aprender. Busca generar en el alumno significados que le lleven a construir nuevas representaciones del mundo que le rodea. DFC es la metodología indicada para lograr esto, ya que plantea un proceso de investigación, reflexión y autoevaluación, guiado por el maestro, que genera oportunidades. Aquí comienza la mediación: el maestro se asegura de que los niños se adaptan correctamente al entorno, de crear un aprendizaje que fomente la creatividad y la divergencia, y no la pura memorización. DFC es el inicio del cambio educativo, pretende que los niños crezcan rodeados de preguntas, no de respuestas, con el objetivo de lograr una formación integral.


Capítulo trece: Pasar de una sociedad “receptora” a una sociedad “creadora”.

Seyithan Ahmet, de DFC Turquía, destaca el valor de DFC para avanzar hacia una sociedad próspera, una sociedad “creadora” que desafíe lo establecido y modifique las estructuras de poder. La metodología DFC es especialmente útil para esto porque pretende determinar las necesidades de la sociedad, pero no se queda ahí, sino que genera una actitud de cambio, de actuación sobre estos problemas. Además, DFC intenta que los niños no se conformen con escoger una solución, sino que exploren el mundo, el entorno, en busca que diversas formas de actuación. El proceso de DFC conlleva asumir riesgos, y en este punto toma relevancia la capacidad resiliente de los alumnos.


Capítulo catorce: Super-ABP.

Ruthie Sobel, de DFC Israel, destaca en este capítulo la importancia de desarrollar en los niños la capacidad de resolver problemas, necesaria para una adecuada preparación para la vida adulta en un entorno cambiante y complejo. Las habilidades que requiere la resolución de problemas son precisamente las que se trabajan con el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), y si a esto le sumamos el desarrollo del espíritu emprendedor, terminamos en DFC, lo que permite a los alumnos moldear su propio futuro. Los Super-ABP son los resultados finales que los niños han diseñado en este proceso. Se trata de construir un aprendizaje a través de problemas, y de hacer notar al niño que tiene “superpoderes”: la habilidad de cambiar el mundo.



PARTE II. ¿CÓMO PONER EN MARCHA DESIGN FOR CHANGE?

En esta parte del libro, se brindan algunas ideas y orientaciones para introducir la metodología DFC en el aula.


Capítulo quince: Orientaciones para la puesta en práctica de Design For Change.

Para realizar un proyecto DFC, Natxo Alonso, de DFC España, destaca lo importante que es la confianza en el proceso, aceptar el fracaso y tratarlo como oportunidad, y abrir las puertas a la incertidumbre y a la toma de decisiones. Pero no sólo es necesario confiar en el proceso, sino en los alumnos, en sus capacidades; en ocasiones puede ser tentador para el maestro intentar acelerar el proyecto dando respuestas a los alumnos, cuando la realidad es que no las necesitan: ellos solos pueden sacarlo adelante, tomar decisiones, investigar, cambiar el mundo. También destaca la importancia de disfrutar el proyecto y sentir pasión en el proceso, halagar los logros de los alumnos para aumentar su confianza y compartir las historias resultantes.


Capítulo dieciséis: Los desafíos metodológicos.

En este capítulo, Ruthie Sobel habla sobre los desafíos que un maestro puede encontrarse a la hora de llevar DFC al aula, como la falta de tiempo académico, la resistencia tradicional al cambio y los muchos miedos de algunos maestros a dejarse llevar (DFC no es un proyecto totalmente pautado y cerrado, las ideas y el proceso surge paulatinamente) y a la incertidumbre. Además, para ser un profesorsignificativo” las claves son predicar con el ejemplo, tener humildad (y aceptar como grandes ideas todas las propuestas de los alumnos), tomar el proyecto con calma (sin tratar de atajar o acelerarlo), reflexionar, colaborar… y muchas otras habilidades que hacen de un maestro un buen profesor.


Capítulo diecisiete: Integración de las TIC en proyectos.

César Poyatos, doctor en Educación y profesor, nos presenta algunas herramientas virtuales útiles para construir un proyecto DFC. Propone, por ejemplo, la creación de un blog para contar y compartir todo el proceso. Para organizar la información recogida en la fase Siente, existen herramientas como Linoit, Padlet o Google Drive. Por último, para compartir la historia generada, sería útil crear un perfil en Instagram o un canal en YouTube, que permiten presentar el proyecto y difundirlo.



PARTE III. INSPÍRATE EN DESIGN FOR CHANGE

Capítulo dieciocho: La historia de un legado.

En una entrevista realizada a una madre de una niña de preescolar, ésta sugería que la metodología DFC era muy significativa, y que quería aplicarla con su hija. Esta historia demuestra cómo, lo que se inicia con una simple propuesta realizada por cuatro niños, puede llegar a generar una verdadera historia de cambio en una comunidad.


Capítulo diecinueve: Mi experiencia dentro de DFC Macao.

Hailey Weng es una estudiante universitaria de DFC Macao que, como futura educadora, desea vivir experiencias para lograr ejercer una influencia positiva sobre sus alumnos. Tras vivir experiencias DFC, Hailey asegura haberse dado cuenta de que antes de participar en estos proyectos no había logrado realmente ningún cambio, y sin embargo ahora no sólo ella es motor del cambio en su entorno, sino que inspira e influye en personas cercanas para que también puedan hacer del mundo un lugar mejor. La historia de Hailey es la de la vocación docente ligada a la innovación y a la creatividad.




El libro Design For Change es en realidad una suma de experiencias, de aportaciones de diferentes personas implicadas en este movimiento educativo. A pesar de la diversidad de ideas que hay en él, se pueden encontrar elementos comunes en todos los capítulos.

Una de las ideas muy repetidas a lo largo del libro es la de la necesidad imperiosa de crear un cambio en la educación. El mundo ha cambiado en todos los ámbitos: economía, sociedad, cultura… La educación no puede quedarse atrás, el futuro es incierto y las necesidades que los alumnos tendrán que atender también son diferentes. La nueva educación debe preparar a los niños para un mundo cambiante.


En relación con esto, aparece la imagen del maestro como guía, como mediador del aprendizaje, como agente que escucha y brinda oportunidades. Los roles tradicionales ya no son útiles en la escuela, es necesario invertirlos y centrar la educación en el alumno, y no en el profesor.


El cambio es posible, y todos los docentes, familias, niños y demás miembros de la comunidad educativa que han vivido experiencias Design For Change son conscientes de ello. El cambio es posible, y empieza en las escuelas. Para generar el cambio hay que apelar a las emociones de los niños y a sus capacidades y habilidades para diseñar un plan de acción y ponerlo en práctica.


El desarrollo integral es una de las propuestas más importantes de DFC. La educación no consiste sólo en cultivar la mente y el conocimiento, sino en cultivar el corazón, las emociones y las habilidades que permitirán al niño aprender por sí mismo, explorar su entorno y emprender.


Pero, si hay una idea que destaca sobre todas las demás, es la del “yo puedo”, y es que en esto se basa DFC: en la confianza. Confianza del maestro en los alumnos y de los alumnos en sí mismos. Citando a Kiran Bir Sethi:


“Hay que hacerlo ahora, el único momento es ahora. Si perdemos esa oportunidad de creer en nuestros niños hoy día y que ellos crean en sí mismos, perdemos un día. (…). Cada día perdido es algo que va en contra de nuestra promesa a los niños. Por eso quisiera apelar a los docentes y decirles: “Intentadlo ahora, ¿qué podéis perder?”. Solo se puede ganar un día, y ganar esa oportunidad de decir a los niños que hoy día ya son superhéroes.”


VALORACIÓN PERSONAL

El libro me ha parecido una gran fuente de inspiración, y lo recomendaría a todos los estudiantes de Educación Primaria o a maestros ya formados, ya que muestra una visión diferente e innovadora de la enseñanza.


Creo que entre las páginas de este libro se esconde una reflexión necesaria para todos los profesionales de la educación: es hora de dejar atrás la tradicional idea de que los niños no son capaces de intervenir en el mundo, en las “cosas de adultos”. En cambio, debemos llenar las aulas de ilusión, esperanza y confianza, y dar a los niños la oportunidad de crear una historia con la que inspirar su propia vida y la de los demás.


Gracias a movimientos como Design For Change, podemos creer que el cambio en la educación es posible, y que se encuentra más cerca de lo que pensamos. En el mundo actual, toda la información que podamos necesitar está a nuestro alcance, ya no necesitamos memorizar datos y mecanizar algoritmos, lo que el mundo realmente está pidiendo es gente con corazón, con empatía, resolutiva y comprometida. Ya no queremos preparar a los niños para que se adapten a un mundo establecido, sino enseñarles a cuestionar lo que les rodea y a cambiar las situaciones que consideran injustas.


No hay tiempo para esperar. Los niños son el presente, no el futuro. A día de hoy ya están preparados, nos toca a nosotros dar el paso y creer en ellos, acompañar a estos pequeños superhéroes mientras cambian el mundo y hacen de él un lugar mejor.





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